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'El embarazo no siempre es fácil y puede suponer una contradicción emocional para la paciente que tanto ha luchado por conseguirlo' Carmen Navarro

En el día internacional de la obstetricia y la embarazada no podemos dejar de hablar sobre la vivencia de aquellas pacientes ya embarazadas como fruto de un tratamiento de reproducción asistida. Desde nuestro sector nos sentimos partícipes de la satisfacción de estas antiguas pacientes que también esconde en algunos casos otro cariz no tan amable, y en cierta medida ingrato, pues dicha alegría puede disimular la presencia de ciertos sentimientos aparentemente contradictorios de malestar emocional, bajo la forma de miedo, preocupación, ansiedad e incluso tristeza. 

Cuando ocurren este tipo de situaciones se vive de manera muy intensa. Después de la larga travesía para alcanzar un embarazo evolutivo, estar tan cerca de superar el reto de la maternidad y cuando aparentemente todo marcha sobre lo previsto, sentir angustia puede alterar y culpabilizar, y todavía más si el círculo íntimo no muestra empatía ni presta el apoyo afectivo porque no entiende dicha ansiedad.

El silencio suele ser el modo en que se vive esta circunstancia, acompañado además de culpa por no sentir una alegría desbordante. El embarazo no siempre es fácil y puede suponer una contradicción emocional para la paciente que tanto ha luchado por conseguirlo.

¿Podríamos decir que esta situación es común o frecuente? 
Una revisión de la bibliografía pone de manifiesto la complejidad de las consecuencias psicológicas y sociales del embarazo y parto de los hijos tras el éxito de los tratamientos de reproducción. Existen pocos estudios publicados y además las revisiones existentes (Chen et al, 2018; Capuzzi et al, 2020) incluyen pocos artículos.

Chen et al (2018) manifiestan que los tratamientos de reproducción asistida no parecen incrementar los síntomas depresivos perinatales en pacientes embarazadas por TRAs comparadas con aquellas personas que conciben espontáneamente, aunque indican que hay países o culturas donde sí se halla relación entre la sintomatología depresiva perinatal y los tratamientos de reproducción (riesgo incrementado en algunos países como Turquía, Japón y China). A pesar de ello, antes de considerar que las técnicas de reproducción afectan  a esta sintomatología es necesario valorar hasta qué punto existen otros factores que puedan estar influyendo como, por ejemplo, qué diferentes cuestionarios se han utilizado para valorarlo, en qué momentos se han pasado dichos cuestionarios antes y después del parto, o factores biológicos y socio-emocionales de estas embarazadas avanzadas como edad, educación, apoyo afectivo y social, antecedentes personales de depresión, evolución médica del tratamiento, factores obstétricos, variables de personalidad y temperamento, entre otros.

Por lo tanto, el debate sigue vivo y otras revisiones de investigaciones como Capuzzi et al (2020) ponen de relieve que hay investigaciones que concluyen con una inexistente relación entre depresión/ansiedad materna en casos de nacimientos por FIV  en contraste con madres por concepción espontánea, como otros estudios que indican lo contrario manifestando que las embarazadas tras éxito de tratamiento podrían tener menos síntomas depresivos perinatales quizás como resultado de un resultado positivo de la técnica y la satisfacción del deseo de ser madres, así como otros artículos que indican que las técnicas de reproducción asistida podrían llevar a aumentar la ansiedad durante el embarazo.

El acompañamiento psicológico durante el embarazo podría mejorar el malestar emocional que algunas pacientes sienten en ese momento
Mientras que parece que es necesario seguir explorando y ampliando el conocimiento sobre el posible malestar emocional en el embarazo tras el éxito de un tratamiento reproductivo e independientemente de los resultados de las investigaciones futuras, como profesionales de la reproducción enfocados al mejor servicio clínico y desde este día internacional de la Embarazada, se hace necesario defender la visibilidad de la posible ansiedad e inquietud que puede suponer el embarazo en aquellas pacientes que lo han logrado tras técnicas de reproducción asistida, y la autorización a expresar dicho malestar, el derecho a quejarse. Cualquier sentimiento y malestar emocional es legítimo y no debería vivirse con culpabilidad. Es decir, reconocerles entre todos este derecho a estas pacientes les ayudará a evitar la culpabilidad por no sentirse alegres y felices completa y esplendorosamente tras la ecografía evolutiva.

Ante la medicalización de un proceso fisiológico inicialmente natural como es embarazo es necesaria la  atribución de un significado social, y también psicológico.  Un acompañamiento emocional profesional continuado, es algo que puede ayudar a reducir y gestionar dicho desajuste para prevenir posibles afectaciones de una elevada ansiedad ante el parto, como la prematuridad entre otras.

Carmen Navarro, psicóloga de la reproducción
Grupo de Interés en Piscología Reproductiva de la SEF

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