Blog

Blog

Autocuidado en la infertilidad, pautas para mantener la estabilidad emocional durante el tratamiento

La búsqueda de embarazo puede ser agotadora y estresante para las personas con infertilidad teniendo en cuenta que este desgaste puede ser multidimensional abarcando aspectos emocionales, físicos y financieros. Además, no podemos olvidar el estigma asociado a la infertilidad y la salud mental donde una reciente revisión sistemática de la literatura concluye que los pacientes con infertilidad experimentan en sus relaciones interpersonales sentimientos de inferioridad, incomprensión y culpa, evitando frecuentemente las actividades sociales, lo que agrava el aislamiento y en consecuencia el sufrimiento psicológico (Xie et al, 2023).

Como vemos, este desgaste emocional, físico e incluso económico puede generar altibajos emocionales, incertidumbre, presión y frustración, afectando a la salud mental el bienestar y la calidad de vida de las personas. “Dado este panorama, desde el Grupo de Interés en Psicología queremos resaltar la importancia del autocuidado, fundamental para mantener la estabilidad emocional durante el proceso”, explica Ana Heredia, coordinadora del Grupo de Interés de Psicología de la SEF. 

Las consecuencias para el bienestar psicológico y la calidad de vida

En un post anterior señalábamos que hasta un 40% de las personas con infertilidad muestran síntomas de ansiedad o depresión. Los estudios relacionan los síntomas ansioso-depresivos con una dificultad para el comportamiento saludable en aspectos como la alimentación, el tabaco, la higiene del sueño y la actividad física (Pasha et al. 2021), confirmando la hipótesis de la relación bidireccional cuerpo-mente donde el bienestar psicológico y físico se influencian mutuamente de manera significativa. Y aunque está bien establecido que la infertilidad puede provocar estrés, no está tan claro si el estrés causa infertilidad. Sin embargo, lo que sí podemos observar claramente es el impacto significativo del estrés y la carga psicológica en la continuidad de los tratamientos de fertilidad. 

En estudio realizado por Ghorbani et al. (2020) la razón más común citada por las personas para abandonar prematuramente los tratamientos de fertilidad es la carga psicológica. Este estudio destaca varios factores específicos que contribuyen a esta carga, incluyendo la frecuencia de las citas médicas, la complejidad y los efectos secundarios de la medicación y los procedimientos, así como la sensación de inutilidad asociada al tratamiento. 

Las dificultades para entender el diagnóstico y las opciones de tratamiento también contribuyen a la sensación de frustración y desesperanza. Además, estos problemas no solo afectan a la persona, sino que también pueden deteriorar la relación de pareja, creando un ciclo de tensión y estrés que dificulte la comunicación y conexión emocional.

“Sabemos que existe una asociación positiva entre la duración de la infertilidad y el riesgo de experimentar dificultades sexuales como la disfunción eréctil, eyaculación precoz, el deseo sexual y la satisfacción en las relaciones sexuales (Braverman et al., 2024. En otro sentido, según un estudio de Dourou et al. (2023) aunque durante la infertilidad los conflictos en la pareja aumentan, esos son más fáciles de afrontar cuando la pareja lleva varios años juntos”, advierte la coordinadora del grupo. “Presumiblemente, porque tienen más probabilidades de haber enfrentado y superado desafíos previos desarrollado estrategias de afrontamiento efectivas. En definitiva, la infertilidad y su tratamiento afectan a diversas áreas de la vida de las personas donde la prevención del malestar y la promoción de la calidad de vida se hace necesaria” añade la experta. 

Recomendaciones para el autocuidado 

Tener estrategias de afrontamiento efectivas para el estrés es esencial para recorrer el camino de la infertilidad y su tratamiento. Un buen ejemplo de estas estrategias de afrontamiento, son las basadas en el autocuidado. 

“El autocuidado hace referencia a un conjunto de hábitos que una persona adopta de forma consciente para mantener el equilibrio, especialmente en momento de dificultad. Algunos de estos hábitos pueden ser: reservar momentos del día para realizar actividades agradables y de ocio, mantener el contacto social con los principales apoyos, llevar una alimentación saludable, descansar lo necesario y encontrar la forma de hacer ejercicio o mover el cuerpo que más guste”, propone Ana Heredia. 

“También es importante recordar durante el proceso que se debe dejar a un lado la autoexigencia excesiva en la práctica de estos hábitos, ya que puede tener efectos negativos que contrarrestan los beneficios del autocuidado. Enfocados desde el perfeccionismo, los hábitos de autocuidado pueden generar el efecto contrario: más estrés. Aquí el objetivo será permitir cierta flexibilidad y autocompasión en estas prácticas para que sean más agradables y sostenibles en el tiempo” concluye la psicóloga.

Pedir ayuda también es una estrategia de autocuidado 

Promover el autocuidado significa también reconocer y validar los sentimientos de quienes pasan por este desafío, y ofrecerles herramientas para enfrentar mejor la situación. Es esencial que las personas comprendan que no están solas en este camino y que buscar ayuda es un signo de fortaleza. Por tanto, pedir ayuda también es una estrategia de autocuidado especialmente necesaria si las emociones se viven de forma intensa y con sensación de desbordamiento. En estos casos un profesional de la salud mental y la terapia psicológica proporcionan herramientas y estrategias para afrontar mejor la situación, fortalecer la relación de pareja, tomar decisiones informadas y desarrollar la resiliencia necesaria para enfrentar esta experiencia, a veces, tan compleja.
 

SECRETARÍA

Agenda

Colaboradores