Es importante tener en cuenta que el conjunto de comportamientos y circunstancias que acompañan nuestra vida cotidiana (“lifestyle”) pueden tener un peso relevante sobre nuestra fertilidad, así como sobre el resultado de tratamientos de FIV, el desarrollo embrionario, el curso del embarazo y posteriormente en la salud del bebé. Por eso, a continuación, hacemos un resumen de las recomendaciones fundamentales basadas en evidencia científica para todas las parejas que deseen iniciar el camino de la maternidad/paternidad.
La alimentación es uno de los factores del estilo de vida con mayor impacto en el desarrollo del embrión y del feto. Existen varios patrones dietéticos estudiados entre los que destacan la bien conocida “dieta mediterránea”. Todas ellas se caracterizan por un contenido alto en ácidos grasos polinsaturados omega-3, aceites vegetales (especialmente de oliva), verdura, pescado y legumbres, que se asocian a niveles elevados de folatos, vitamina B6, ácido fólico, vitamina B12 y vitamina D. Esta dieta saludable tiene un impacto en mejorar la esterilidad de origen ovulatorio o también la calidad seminal.
Complementa tu dieta con la toma de multivitamínicos que aportarán a tu organismo los micronutrientes necesarios para el correcto desarrollo embrionario y fetal. Asegúrate de que lleven ácido fólico en dosis de 400 microgramos diarios, será muy importante para prevenir defectos del tubo neural, iniciando 2-3 meses antes de la búsqueda de embarazo.
La tasa de embarazo en mujeres con sobrepeso (IMC >25) u obesidad puede verse reducida tanto en la concepción natural como en un tratamiento de reproducción asistida. Además, la tasa de aborto también es mayor.
El efecto de la obesidad en la fertilidad es complejo y multifactorial, incluso en la mujer normoovuladora, el tiempo para conseguir gestación espontánea se incrmenta progresivamente al aumentar el índice de masa corporal (IMC). En el hombre la obesidad se ha relacionado con una mayor incidencia de alteraciones seminales. Referente al efecto sobre el rendimiento de la FIV, los metaanálisis realizados concluyen que la tasa de recién nacido vivo es inferior en mujeres con obesidad así como se incrementa la posibilidad de aborto. Además, durante el embarazo las pacientes con obesidad presentan un riesgo más elevado de padecer diabetes gestacional, hipertensión, preeclampsia y eventos tromboembólicos. También son frecuentes la macrosomía fetal, la prematuridad y es mayor la mortalidad perinatal. Por ello, es muy importante en estos casos ponerse en manos de un nutricionista antes de buscar el embarazo.
El tabaco contiene no sólo nicotina (cotinina, su principal metabolito9 sino hasta 4000 componentes tóxicos y lesivos. Sin embargo todavía un porcentaje no despreciable de mujeres en edad reproductiva consumen tabaco pese a que se ha demostrado su efecto nocivo sobre la salud en general y su toxicidad en cada paso del proceso reproductivo relacionándose con un mayor tiempo para conseguir gestación, un envejecimiento de la función ovárica, una disminución de los marcadores de reserva ovárica y alteraciones en la concentración, movilidad, morfología de los espermatozoides. En caso de recurrir a técnicas como la FIV se han observado peores resultados de la estimulación ovárica, así como una menor tasa de gestación y nacido vivo con una mayor tasa de aborto y gestación ectópica en pacientes fumadoras, puesto que los componentes tóxicos del tabaco también lesionan el epitelio interno de las trompas.
El efecto del tabaco sobre la fertilidad parece ser reversible, así que es recomendable dejar el tabaco al planear el embarazo, no solo en el momento de conseguirlo.
Todas las sustancias tóxicas pueden afectar negativamente la fertilidad. Sin embargo, la más estudiada ha sido el consumo regular de marihuana que se relaciona con una menor obtención de ovocitos tras FIV, así como con alteraciones de la morfología de los espermatozoides.
Hasta el 62% de las mujeres refieren consumo de alcohol preconcepcional en los 3 meses previos a la gestación. El consumo de alcohol en la mujer puede asociarse a anovulación, así como alterar la implantación y el desarrollo embrionario. En el hombre, el consumo excesivo de alcohol ha demostrado tener un impacto negativo en los parámetros seminales. En cuanto a su efecto sobre la gestación, existen estudios que relacionan el consumo elevado de alcohol con un incremento en el riesgo de aborto espontáneo y un impacto negativo en el desarrollo fetal pudiendo provocar el síndrome alcohólico fetal (SAF).
A pesar de que no hay evidencia de que el consumo moderado de café altere la capacidad reproductiva, es aconsejable limitar su consumo a un máximo dos taza de café al día en las mujeres embarazadas o que estén intentando conseguir la gestación. La cafeína en grandes cantidades sí que puede incrementar el riesgo de aborto espontáneo.
El estrés y la ansiedad que genera la frustración de no lograr el embarazo pueden influir negativamente en el éxito de los tratamientos de reproducción asistida.
De hecho, el estrés suele ser la principal causa por la que muchas parejas abandonan el proceso. Por ello, un buen apoyo psicológico es imprescindible en este tipo de tratamientos.
Aunque el impacto del sueño sobre la fertilidad no está muy estudiado, en la actualidad algunos estudios publicados sugieren que existe una asociación entre la duración del sueño, el cronotipo, el trabajo por turnos nocturnos y los parámetros reproductivos. La falta de sueño puede afectar la secreción hormonal ocasionando una alteración en la función ovárica con alteraciones del ciclo menstrual, afectando la calidad seminal empeorando el recuento total de espermatozoides y suponiendo un alargo en el tiempo para hasta la concepción.
Existen múltiples sustancias químicas que pueden actuar como disruptores endocrinos, pudiendo acceder a nuestro organismo a través de la inhalación, la absorción y la ingesta. Estas sustancias pueden comprometer la fertilidad causando alteraciones del ciclo menstrual, afectando directamente al ovario o el desarrollo embrionario. En cuanto a los contaminantes atmosféricos, los principalmente estudiados son; particulate matter (PM10), el ozono (O3), los óxidos de nitrógeno (NOx) y el monóxido de carbono (CO). Estas partículas, se han asociado a alteraciones seminales, así como a peores resultados en ciclos de FIV con menores tasas de gestación y con un aumento de la tasa de aborto. Se recomienda evitar al máximo su exposición, evitando calentar alimentos en envases de plástico, consumiendo pescados pequeños con baja concentración de mercurio, lavando bien la fruta y la verdura antes de consumirla y evitando la exposición a zonas con altos índices de contaminación.
El tabaco contiene no sólo nicotina (cotinina, su principal metabolito9 sino hasta 4000 componentes tóxicos y lesivos. Sin embargo todavía un porcentaje no despreciable de mujeres en edad reproductiva consumen tabaco pese a que se ha demostrado su efecto nocivo sobre la salud en general y su toxicidad en cada paso del proceso reproductivo relacionándose con un mayor tiempo para conseguir gestación, un envejecimiento de la función ovárica, una disminución de los marcadores de reserva ovárica y alteraciones en la concentración, movilidad, morfología de los espermatozoides. En caso de recurrir a técnicas como la FIV se han observado peores resultados de la estimulación ovárica, así como una menor tasa de gestación y nacido vivo con una mayor tasa de aborto y gestación ectópica en pacientes fumadoras, puesto que los componentes tóxicos del tabaco también lesionan el epitelio interno de las trompas.
El efecto del tabaco sobre la fertilidad parece ser reversible, así que es recomendable dejar el tabaco al planear el embarazo, no solo en el momento de conseguirlo.
Todas las sustancias tóxicas pueden afectar negativamente la fertilidad. Sin embargo, la más estudiada ha sido el consumo regular de marihuana que se relaciona con una menor obtención de ovocitos tras FIV, así como con alteraciones de la morfología de los espermatozoides.